Invisalign deja de ser tan «Invisa»
Pues sí, y es que tal y como marcaba mi estudio a partir del alineador 3 y hasta el 55 me toca ponerme ataches. La visita a la clínica es rápida e indolora! Por suerte, no llevo ataches en las paletas principales que es lo más visible, aunque, como podéis ver, si que me han puesto unos buenos «pegotones» en los colmillos.
Pero hay más, también un par de botones, esto se pone en la zona de las muelas, por lo que esteticamente no influye, ya que no se ven.
Estos botones se ponen para agarrar los elásticos, que también han caido, arriba se enganchan en el propio alineador, que hace una especie de gancho y abajo en el botón. Aquí podéis ver todos los «artilugios» juntos.
Pues bien, ahora ya lo de ortodoncia invisible, pierde un poco el nombre, ahora ya cada vez que sonrío se ven las gomas, y con ello se delata la ortodoncia. También suma trabajo al ya de por sí laborioso momento a la hora de comer, ahora hay que quitar elásticos y volver a ponerlos cada vez que vayamos a comer.
Os adjunto las fotos de la diferencia, de Invisalign sin nada, a Invisalign con elásticos y ataches.
Al ponerme el alineador con los ataches, la presión vuelve a ser bastante alta, mucho me temo, que los dolores de los primeros días con el primer alineador se puedan repetir.
Ponerse y quitarse los elásticos, es extremadamente sencillo, yo pensaba que iba a ser bastante complicado acertar a ponerlos, y nada, no hace falta ni mirarse al espejo, es intuitivo, y se ponen y se quitan en un parpadeo. Si que es cierto, que ahora mismo la lengua no puede parar de jugar con los elásticos y con los ataches, y me noto un poco torpe a la hora de hablar.
Vuelve el dolor.
Con los ataches, ha vuelto el dolor, es exactamente el mismo que al principio, de nuevo quitarse el aparato de los dientes es un suplicio de dolor, y cuando te los quitas, ya puedes comer algo blando, porque no te va a apetecer nada más duro que una rebanada de pan de molde.
Con los días, al igual que con el primer alineador el dolor va disminuyendo, siendo el peor el segundo día. Pero al cuarto, ya todo vuelve a estar como antes.